Ya es casi primavera en el corte inglés, pero antes LAS REBAJAS!!!
Si, amigos lectores. Después de una época de paz, amor, gastos inimaginables, y comilonas salvajes llega la época del año que las marujonas de todo el pais estaban esperando con ansiedad: las rebajas de enero.
Yo casi no me había dado cuenta de que tocaba, porque un servidor no es un fanático de las temporadas de ropa (cualquiera lo puede deducir por el mal gusto y la poca variedad que gasto en mis prendas). Pero cuando llegas después del día de reyes al trabajo y te encuetras a tus compañeras emocionadas y acaloradas con la siguiente conversación:
Compañera A: Nena, ¿te acuerdas de la chaqueta de piel color chocolate, monissima, que vimos en Blanco -una tienda- por 140€?
Compañera B: Ah si ya me acuerdo.
Compañera A: Pues fui el lunes y me la compré por 70€!!
Compañera B: Pues yo encontré unas botas monissimas [...]
...y todo esto con una cara de felicidad impresionante, de las de oreja a oreja, entonces recuerdas cuando tu madre con sólo 3 añitos te obligaba a pasar una mañana agobiado entre marujonas que se tiraban de los pelos por encontrar la pareja de un zapato entre una gran montaña. Que a lo mejor eran o de una talla de más, o de una talla de menos de la cuenta, pero como estaban a mitad de precio...
Y tras la merienda de negros, tu madre salía del centro comercial con unas bolsas cargadas con la ropa que íbamos a llevar toda la familia lo que quedaba de invierno y parte del siguiente, luciendo una expresión de triunfadora tranquilidad bajo un pelo alborotado. Luego, por supuesto tocaría una discusión con mi padre acerca de todo lo que llevábamos gastado desde que empezó la navidad, entre regalos, comidas y rebajas. Pero en ese momento, había salido victoriosa del campo de batalla y disfrutaba de la sensación.
Así que, queridos amigos, si queréis disfrutar de sensaciones fuertes, tirones de pelo y ropa a mitad de precio, dejaos esa mariconada del puenting y salid corriendo a las rebajas a ver si conseguís pillar algo.